junio 04, 2016

Postal para que dejen de preguntar: a todos.

Día 2: Escribe un fragmento de tu autobiografía (y miente en algunas cosas)

Recuerdo (casi) perfectamente el día en que decidieron qué me llamaría Arantxa.

A una semana 23 de abril del 1992, este cuerpo tropical todavía se llamaba “la beba” debido a la falta de coordinación de Don Edwin y Doña Lourdes. O (para ser más sinceros) debido a que Don Edwin, hombre macho dominicano masculino de los más antiguos, había asumido que su primogénito sería un varón llamado Edwin José Soto Estrella al igual que el.

Llega el 23 de abril y, ¡oh sorpresa!: no es niño.
Así que, adelantamos toda una semana de nombres que le gustan a Doña Lourdes pero no a Don Edwin y viceversa de igual forma pero en sentido contrario, y Don Edwin se sienta en su sofá y abre un periódico.

— Arantxa Massiel Soto Estrella, ay Edwin, ¿qué te parece ese nombre para La Beba?  Dice doña Lourdes mientras me tiene cargada acostada en su cama.
— Arantxa Massiel Soto Estrella…  respondió Don Edwin mientras volteaba el periódico para darse cuenta que ella había tomado el nombre de la primera plana, donde hablaban sobre alguna de las tantas hazañas de la tenista española Arantxa Sánchez   hmmm… si, Arantxa Massiel Soto Estrella.
— Arantxa Massiel, si, ese es el nombre. Arantxa Massiel Soto Estrella.  Dice Doña Lourdes, mientras me levanta y sonríe.

Don Edwin termina de leer en el periódico cómo los Yankees perdieron 1-5 contra los Rangers el día anterior, y salió a registrar mi nombre.

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